0

Carrito

Animal de poder bailando

Chaman bailando

Animal de poder bailando.

Cueva de Les Trois Frères, Ariège, Francia. Paleolítico.

76 cm de altura y 38cm de ancho y es la única pieza de toda la cámara que ha sido pintada (con pintura negra) de modo que sobresale entre las demás.

 

Maestro animal

Podría tratarse del animal de poder que está allí para transmitir a la tribu enseñanzas acerca del mundo animal. Sólo sus pies danzantes son claramente humanos. El cuadro en su conjunto confunde por la sensación que producen lo humano y lo animal, no sabemos si se trata de un animal con pies humanos o un humano vestido de animal. Tiene los ojos grandes y redondos de un león o de un búho, cuernos y orejas de venado y las dos patas delanteras alzadas de león o de oso. Posee genitales de felino y rabo de caballo o de lobo. La «barba» suelta es en sí misma como la melena de un león y parece humana sólo por la mirada numinosa de los ojos que la enmarcan, pues lo más llamativo de este magnífico ser, parecido a un dios, es su expresión, que parece fijarse en ti y en el más allá, como si nos invitase a adentrarnos en una dimensión insondable. ¿Es el ancestro animal, el alma de la tribu o la encarnación de nuestra propia humanidad animal?

Sus pies están posados firmemente sobre el suelo, posibilitando la postura erguida, una de las características que nos distingue de forma definitiva de los animales. Aunque parece estar bailando, su cara se halla fija, como si nos pidiese que penetrásemos en el sentido de su misterio; ¿quizás la paradoja que supone ser humanos y animales al mismo tiempo?

Los pueblos del paleolítico que vivían entre animales, sabrían, como saben los bosquimanos, que los animales tenían poderes superiores. Ellos podrían encontrar su camino en la oscuridad, sabían reconocer el peligro, tenían una inmensa fuerza, patas veloces y una inexplicable percepción visual y auditiva. Los dones de los chamanes eran como los de los animales: ellos también podían «ver en la oscuridad».

 

Chamanismo

El estudio de las culturas supervivientes de la Edad de Piedra ha mostrado lo vital que es el mantenimiento de una relación viva entre las costumbres humanas y los poderes invisibles de la vida encarnados en los animales.

El libro de Eliade sobre el chamanismo y los ritos de iniciación arroja mucha luz sobre el chamanismo del paleolítico, en parte porque hoy día en Siberia se han preservado muchos muchos rituales y mucha sabiduría popular chamánica. En esta región, el paso de 10 000 años no parece haber modificado casi en absoluto las creencias que datan de 20 000 años atrás. El autor destaca que tantos los chamanes siberianos, los esquimales y norteamericanos «vuelan».

Dos patrones mitológicos han contribuido a proporcionar al simbolismo del vuelo mágico su estructura actual: la idea de que las aves guían a través del reino de los muertos y la imagen del alma en forma de pájaro. Esto podría añadir un nuevo significado a los seis pájaros volando en el entierro de Mal`ta.

El pasaje de una dimensión a otra diferente, o entre los mundos de la vida y de la muerte, es peligroso; así lo demuestran los senderos que conducen a los santuarios de las cuevas. En el ritual chamánico el vuelo extático se suele simbolizar mediante un puente, o una escalera, o con una espiral y para poder realizarlo es necesaria una preparación, una esmerada iniciación.

 

Arte

Sin el arte no existiría ningún modo de imaginar el pasado. La que fue alguna vez la actitud generalmente asumida hacia nuestros más antiguos antepasados, la de «mirar de soslayo por encima del hombro hacia el terror primitivo» ha tenido que ser completamente revisada a la luz de las magnificas pinturas sobre las paredes de las cuevas, que pocos podrían realizar hoy.

Nuestra visión de la historia y cualquier asunción de una idea puramente lineal del curso evolutivo de la naturaleza humana, se ha complicado enormemente con el descubrimiento de que los pueblos paleolíticos eran unos artistas espléndidos, aparte de cazadores y recolectores «primitivos».

Artista y chamán eran probablemente la misma persona, a través de su poder mágico para recrear el animal en las paredes de las cuevas templo, conectan a la tribu con la fuente que animaba la vida.

Leroi-Gourhan que ha dedicado su vida a comprender el simbolismo del arte d elas cuevas, dice de Lascaux: «Tras esta decoración podemos percibir has qué punto toda la comunidad estaba involucrada, mantenían a unos cuantos artistas de gran talento durante las largas semanas que pasaban preparando el andamiaje, el material que utilizaban como pintura y la iluminación».

 

Extracto del libro: El Mito de la Diosa. Evolución de una Imagen.

Autoras: Anne Baring y Jules Cashford

Editorial: Fondo de Cultura Económica, 2005.

 

Agradecemos cuando comentas tus sentires, tus reflexiones, críticas u aportes a este texto.

Gracias por leernos e intercambiar experiencias y visiones.  


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *