Una forma de comprender el mito de Perséfone es la relación intrínseca con su madre Deméter.
Deméter es la madre del trigo, diosa de las doradas cosechas y de la fertilidad de la tierra arada; Perséfone, su hija, es la doncella del trigo. Sus fiestas se celebraban al cambiar las estaciones, en primavera y otoño, el tiempo de la muerte y renacimiento del trigo.
Deméter llegó a Grecia durante el periodo micénico, en algún momento del siglo XV a.C., probablemente trayendo consigo su nombre.
Como madre del grano que se adentra en la tierra para poder crecer de nuevo, Deméter era también la madre de los muertos, Plutarco señala que los muertos eran conocidos como Demetrioi, «el pueblo de Deméter», esto la coloca cerca del modo de sentir en el neolítico, para quienes la muerte significaba regresar a la madre tierra. La historia de Deméter es inseparable de la de su hija. A Perséfone se le da el nombre de Core que significa «doncella». Madre e hija son llamdas «las dos diosas», como si Core, el brote, fuera la nueva forma de la planta, la madre.
En las pinturas donde aparecen juntas, es a menudo difícil distinguirlas. El vínculo entre madre e hija se imagina tan estrecho, y se concibe de forma que su unión sugiere más bien una unión de principios, esto es, una figura de dos apariencias. Deméter contiene en su interior el mundo superior y el inframundo y su leyenda explora la relación entre ambos, ya que lo que muere sobre la tierra se adentra bajo la misma para regresar, nuevo, diferente, pero a la vez idéntico.
Desde una perspectiva simbólica y narratológica, la doncella, como los hijos de Innana, de Isis, de Afrodita y de Cibeles, es la imagen de lo nuevo (la semilla del trigo, la semilla de la vida) que ha nacido de lo antiguo, que se ha perdido, que se ha llorado, que se ha encontrado y que ha renacido de lo antiguo (la madre) en su ciclo tan continúo como los ciclos de la luna.
La historia de Démeter y Perséfone recuerda inevitablemente relatos más antiguos: las diosas de Çatal Hüyük en la antigua Anatolia y de la diosa sumeria en su doble papel de Innana del mundo superior y Ereshkigal del inframundo. Deméter contiene en su interior el mundo superior y el inframundo y su leyenda explora la relación paradójica entre los dos, ya que lo que muere sobre la tierra, se adentra bajo la misma para regresar de nuevo, diferente pero a la vez idéntico.
En las figuras de Deméter y Perséfone, la diosa única está dividida en los dos aspectos de lo superior y lo inferior, lo vivo y lo muerto, aunque al imaginar estos dos estados generalmente antagónicos no se colocan en polos opuestos sino que se unen por la raíz.
Extracto del libro: El Mito de la Diosa. Evolución de una Imagen.
Autoras: Anne Baring y Jules Cashford
Editorial: Fondo de Cultura Económica, 2005.
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